martes, 23 de abril de 2013

Por arte de Birlibirloque



Últimamente ando siempre estresada. Las reseñas pendientes se me acumulan y sufro secretamente al ver crecer mi lista de libros por leer y de páginas por escribir. Hoy, Día del Libro, tenía pensado hacer una entrada especial para el blog que finalmente se quedará en el tintero de las ideas aplazadas, una más. Pasaba mi tarde cabizbaja, inmersa en la corrección de un libro que me trae de cabeza, cuando tomé la decisión más sabia de todas: escapar. Así que, dicho y hecho, apagué el ordenador, me colgué el bolso y me eché a las calles con el minutero del reloj clavándoseme en la conciencia. Mis pasos se dirigieron al número diecisiete de la sevillana calle Amor de Dios donde tenía una cita pendiente desde hace días: conocer la nueva librería de la ciudad.

Nada más entrar ocurrió el milagro que solo sucede en los verdaderos templos de bibliofilia: por arte de Birlibirloque olvidé todas mis preocupaciones y agobios mundanos al traspasar el umbral. Música ambiental agradable, espacio más que acogedor (con sofá y prensa literaria disponible) y estantes con libros de calidad. Os aviso de que en ella no encontraréis quizá las últimas novedades que acaparan las listas de los más vendidos (que no “de los más leídos”), pero eso es precisamente lo que más valoro de esta librería: el hecho de que apueste por los libros “raros”, quizá no tan comerciales por desgracia, pero que personalmente son los que más placer me producen al tenerlos entre las manos. 

Junto a las ediciones interesantes y la buena selección de títulos, la otra joya que destaca en este local es su librera: cercana y profesional, compañera filóloga, amante de la Literatura con  mayúsculas y valiente creadora de este proyecto librero que merece la mejor de las suertes.

Birlibirloque es una librería literaria que desde este mes de abril nos abre sus puertas en el centro de Sevilla a un nuevo espacio donde compartir nuestra pasión por el placer de las letras. Os animo a que la visitéis en algún momento; seguro que como yo encontraréis una razón para volver.

Mi visita ha sido breve pero productiva. Cuatro nuevos títulos engrosan mi biblioteca. Os presento mis auto-regalos en este Día del Libro:

- Aventuras subterráneas de Alicia (Con 37 ilustraciones del autor), de Lewis Carroll, Editorial Centellas. Es la primera versión de mi venerada Alicia en el país de las maravillas.

- Mendel el de los libros (Traducción de Berta Vías Madrid), de Stefan Zweig, Editorial Acantilado. Es la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en un café de Viena. Últimamente, desde que leí Carta de una desconocida me he obsesionado por este autor, queda pendiente que os lo cuente en una próxima entrada.

París era una fiesta (Traducción de Gabriel Ferrater), de Ernest Hemingway, Editorial Lumen. Publicada en 1964, es la obra más personal y reveladora de Hemingway. Descatalogada y prácticamente imposible de encontrar durante los últimos años, este interesante retrato del París de los felices veinte ha sido reeditado por Lumen a comienzos de este año. Confieso que pensaba comprar solo este; los demás han sido tentaciones inevitables. La carne del lector es débil.

- Aventuras de Pinocho. Historia de un muñeco de madera, de Carlo Collodi, en una preciosa edición de 2004 en Ediciones Espuela de Plata, con ilustraciones de Carlo Chiostri. Una de esas historias para niños que enriquecen también a lectores mayores.

Volví al trabajo con una sonrisa y cuatro tesoros más para mi colección de lecturas. Al final, a pesar de los pesares, este 23 de abril tuvo su sentido. ¡Larga vida a la magia librera de Birlibirloque!

http://www.librosbirlibirloque.com/


martes, 9 de abril de 2013

El reino de las Tres Lunas, de Fernando J. López


Los adultos y la buena literatura

Confieso, y lo hago con orgullo, que en ocasiones leo libros infantiles y juveniles. No soy de los que opinan que la literatura infantil o juvenil no existe o no tiene valor, que es poca cosa si la comparamos con la hecha para adultos. A veces, necesito esas lecturas cuando la rutina o el hastío me vencen. En ellas encuentro otra aura distinta a la que suele envolver a las páginas ordinarias. Quizá más ternura, más magia, quizá más posibilidades de libertad, más profundidad… sí, he dicho bien: más profundidad y hondura. Si no me creen pueden comprobarlo fácilmente: borren los prejuicios de su mente, libérense de sus esquemas de teorías literarias y tomen una de las obras clásicas que se han venido señalando en la Historia como clásicos infantiles. Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan, Viaje al centro de la Tierra, El Principito, Las crónicas de Narnia… cualquiera de ellas nos servirá. Elijan una y dedíquenle el tiempo necesario, sin prisa, degústenla. Puede que al final me acaben diciendo: “Es que esta obra no es para niños”. Y yo les contestaré: “No es ni para niños, ni para adultos, es simplemente buena literatura”. Les aseguro que en todas ellas he hallado frases cuyo sentido iba mucho más allá de una fantasía infantil.

En cierta ocasión afirmó Mario Vargas Llosa que escribir para niños y adolescentes era el oficio más difícil de un escritor. Estoy de acuerdo: escribir para esas singulares personas en construcción implica conectar con el niño o adolescente que una vez fuimos, e incluso exige no haber perdido del todo esa forma de sentir y ver el mundo. Solo así  el autor podrá ofrecerle a su precoz lector el material que este pueda sentir en plenitud como propio, sin que le resulte ajeno ni artificial. 

Como en todo género, habrá libros a los que no merezca la pena dedicar nuestro tiempo, pero los que valgan lo harán el doble: por una parte nos nutrirán como lectores adultos que somos y nos aportarán una dimensión distinta de la vida que quizá hayamos olvidado al crecer, por otra nos entretendrán conectando con el niño que un día se divertía sin grandes problemas.

Reseña de El reino de las Tres Lunas

Autor: Fernando J. López
Editorial Alfaguara Juvenil
2013
Para lectores desde 12 años
137 páginas










Hoy quiero hablaros del agradable viaje que ayer realicé de la mano de los personajes de Fernando J. López. El príncipe Malkiel y sus enigmáticas acompañantes de camino me llevaron por el Reino de las Tres Lunas en busca de la verdad y la justicia, mientras en palacio el malvado Alcestes -cuan personaje shakespeareano- manipulaba la voluntad del rey Olav, y los juglares prisioneros sufrían por el destino de Samir.
Aldo tenía razón: no eran gente vulgar, eran poetas, y eso los hacía diferentes. Por eso no vestían como los demás hombres, ni sentían como los demás hombres, por eso se creyeron distintos alguna vez, y por eso lloraron cuando nadie los miraba y eran mucho más jóvenes, porque se veían fuera de ese mundo que no acababan de entender (página 39). 

El adolescente lector de esta novela podrá identificarse fácilmente con el propio protagonista de la historia: Malkiel, que a punto de cumplir los dieciséis años y heredar el trono, solo siente, asfixiado por el control de su padre, deseos de escapar de palacio, traspasar las murallas de su mundo y buscar las respuestas a las incógnitas que atormentan su interior. Un príncipe rebelde que desobedece imposiciones reales y paternas para lograr hallar la pieza del puzle que le falta para completar su propia historia. 

Antes decía que habrá libros juveniles que no sirvan al adulto: sobre todo, serán aquellos que traten al receptor joven como inferior, creyendo limitadas sus capacidades intelectuales o comprensivas. En este caso, El reino de las Tres Lunas no peca en absoluto de condescendencia, pues deja abiertos muchos espacios para que la imaginación quien se acerque a su lectura complete lo que desee y plantea con madurez la existencia del lado oscuro de las sociedades.

Lo más destacable de la obra es su leitmotiv: la defensa de valores fundamentales para la formación de buenas personas. El tema principal puede decirse que es el poder de la Literatura (desterrada del Reino de las Tres Lunas, proscrita por la amenaza que la verdad contenida en los versos de los poetas supone para los malvados y ambiciosos como Alcestes). Pero más allá de una reivindicación de la función social de artes como la música o la poesía, encontramos en esta amena historia de aventuras la importancia de valores tales como la verdad, la justicia, la amistad, la libertad, la tolerancia y el compromiso de luchar juntos por el respeto de los mismos. Por todo ello, resulta una lectura muy edificante para nuestros adolescentes.

En cuanto a la prosa, es sencilla y fácil de leer, apta para lectores inexpertos. Es muy entretenida y mantiene un perfecto ritmo de principio a fin. La tensión narrativa no se pierde nunca. De hecho, podríamos decir que es una novela muy teatral: la acción se construye a partir del diálogo casi continuo entre los diversos personajes, en una sucesión de escenas en las que la intriga dramática va creciendo durante los veintidós capítulos breves que componen el libro. Los personajes están muy bien caracterizados y definidos personalmente en sus propios gestos y palabras. A los lectores más jóvenes no les costará empatizar con los protagonistas y reconstruir virtualmente la figuración de todos ellos.


Conclusión

Dice Fernando J. López que “escribir sirve para lanzar preguntas”. Estoy de acuerdo. Leer nos enfrenta con esas cuestiones que inquietan al papel. Todo niño al crecer lo hace agobiando con dudas constantes a sus mayores. Luego, convertido en adolescente, las incógnitas suelen atormentar su vulnerable y singular interior. Al fin, llegamos a adultos y osamos caer en la soberbia de pensar que ya conocemos todo cuanto debemos, que los cuentos para niños y jóvenes no tienen nada que aportarnos. Pero ¿quién está acabado, terminado? Todos somos personas en continua construcción. Todos deberíamos ser un poco adolescentes siempre, por nuestro propio bien. El reino de las Tres Lunas es un libro más que recomendable para adolescentes. Si tienen alguno cerca, harán bien en regalarle esta fantástica historia. Anímenlos –anímense- a dejarse interrogar.

domingo, 7 de abril de 2013

Fernando J.López sobre las tablas sevillanas de la librería Beta


Lo descubrí hace unos años con La edad de la ira, novela finalista del Premio Nadal 2010, una historia sobre esa guerra civil que todo humano experimenta en la adolescencia. Desde entonces he ido descubriendo que su autor Fernando J. López era mucho más que un joven novelista prometedor. Y es que, además de ser un encanto de persona, es un hiperactivo profesor de Secundaria, comprometido docente, autor de literatura juvenil, dramaturgo y director de teatro.

Hoy hemos tenido la suerte de que Fernando venga hasta Sevilla para presentarnos dos de sus últimas publicaciones y lo ha hecho en el mejor marco posible para este amante del teatro, sobre las tablas del antiguo Imperial hoy convertido en preciosa librería Beta en la céntrica calle Sierpes.

Las dos obras que han motivado la charla y el encuentro con los lectores han sido: 

El reino de las Tres Lunas
Editorial Alfaguara Juvenil
Para lectores desde 12 años
137 páginas

Sinopsis:
Malkiel está a punto de cumplir dieciséis años y lo único que desea es salir de palacio, ir más allá de la estrecha muralla y buscar respuestas al pasado. Pero el reino de las Tres Lunas ya no es un lugar apacible y seguro. El rey Olav ha cedido el poder al gran... inquisidor Alcestes, que gobierna con mano dura y ha prohibido la libertad de expresión y las artes. El futuro de todo el reino está en juego pero los juglares con su música y poesía intentarán impedir que la traición triunfe.

Las vidas que inventamos
Editorial Espasa Narrativa
280 páginas

Sinopsis:
A Gaby ya no le divierte su profesión. Ni su matrimonio. Ni sus amigas. Ni, mucho menos, la fidelidad. Pero se esfuerza en creer que no es así.
A Leo, su marido, tampoco le llena la vida familiar, pero sí le gusta la imagen de triunfador que se ha labrado a base de traiciones.
Su red de mentiras y autoengaños parece funcionar hasta que Gaby decide que ya no es suficiente y Leo comete un terrible error. Así, mientras ella busca en chats encuentros sexuales con desconocidos, él intentará que sus actos no salgan a la luz... al precio que sea.



Ambas están ya en mi biblioteca esperando que les llegue el turno de lectura. Apuesto, dado el grado de entusiasmo con el que salí de la presentación, a que no tendrán que aguardar mucho. En cuanto las digiera, os traeré como siempre mis impresiones.

Y por último, como adelanto de la actividad imparable de Fernando J.López, para el próximo mes de junio esperamos la publicación de La inmortalidad del cangrejo, una novela (Finalista del Premio Novela Río Manzanares y del Premio Novela Ciudad de Badajoz) que nos trae la historia de un chico de 23 años cuya vida se derrumba a la vez que las Torres Gemelas caen sobre la ciudad de New York en los fatídicos atentados del 11-S.

Pero, vayamos por partes, antes tengo programado un viaje muy especial al reino de las Tres Lunas y una larga conversación con Gaby y Leo... ¿Serán capaces de engañarme?



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