martes, 6 de diciembre de 2011

4 de octubre, de Miguel Andréu


4 de octubre, de Miguel Andréu
Editorial Jirones de Azul, Sevilla, 2011

    Creía que esta reseña sería difícil de hacer, lo reconozco. No sería una más de las críticas que hago sobre los libros que leo.  Y no lo sería porque esta vez conozco las manos que han tecleado cada página, conozco al padre de cada una de las palabras que tejen 4 de octubre.

    Me equivoqué. Será muy fácil redactar estas líneas que siguen. Leyendo la novela me ha ocurrido algo: avanzadas las páginas me he olvidado completamente de quién la había escrito. Sí, Miguel, te lo confieso: cuando empecé a leer tenía muy presente en mi cabeza a tu persona, a tu Carmen, a los recuerdos de la presentación de tu novela en la Fundación Cruzcampo, al décimo de lotería de los Sastres que este año nos vuelve a ilusionar, a los blogueros, a la dedicatoria que cariñosamente firmaste en mi ejemplar,… en fin, cogí tu novela entre mis manos con cierta esclavitud de sentimientos.

    Pero, pasada una veintena de páginas, ya era libre, completamente libre. Ya no me acordaba de ti, de tu nombre, de nuestra amistad, y en mitad de la segunda parte me sorprendí leyendo una novela más de un autor indefinido cualquiera. Ya no te imaginaba a ti, en casa, frente al ordenador componiendo tu obra; ya nada me distraía, pues las palabras me empujaban a seguir leyendo sin pensar, arrastrada como el carrito del viejo Kafer hacia adelante, sin poder detenerme como las horas en el reloj de aquel fatídico 4 de octubre. Y seguí leyendo sin pararme a pensar en ti, empujada por Gonzalo y sus inquietos pensamientos, recorriendo la ciudad de nuestra vida con cada página.

    Cinco horas después de haber abierto tu opera prima con el cariño que te profeso, la cerré convencida plenamente de que alguna vez me crucé con Bernal y Vega tomando una cerveza en El Tremendo (Cruzcampo, claro).  

    4 de octubre, de Miguel Andréu. Novela en tres partes y un epílogo, que gana fuerza con cada página que se avanza. De lectura agradecida, amena, interesante y casi imposible de detener. Novela digna de los amantes del género policiaco. Mucho más que una novela negra, obra de pasiones en triángulo. Narrativa sevillana, de la Sevilla de verdad… por fin, no de esa Sevilla de “cuentos” televisados en jueves noche.

    Amigos lectores, no hay ninguna duda: si buscan una novela que les haga olvidar por unas horas su propia vida, 4 de octubre los absorberá sin remedio; si dudan qué regalar estas Navidades, 4 de octubre les hará quedar como auténticos reyes. Nada me resulta más fácil que recomendarles a boca llena el placer que les espera si se acercan a la lectura de 4 de octubre, de Miguel Andréu.

    Parecía claro y ha resultado ser verdad: del genio de un buen hombre sólo podía salir una buena novela.




martes, 22 de noviembre de 2011

Página2 concienciados con la literatura infantil y juvenil

El programa Página2 de TVE ha dedicado un especial a la literatura infantil y juvenil. En él queda de manifiesto la importancia de la lectura en el desarrollo personal, tanto para los más jóvenes como para los adultos. Óscar López charla con Laura Gallego, una de las escritoras de literatura juvenil más seguidas. José Antonio Marina y varios chicos valoran la importancia que la motivación tiene para hacerse lector. El arte de la palabra también se arraiga en los jóvenes a través del rap, como mostrará 'El Chojín'. 


Os lo recomiendo:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-2/pagina-2-concienciados-literatura-infantil-16-11-2011/1250049/

jueves, 8 de septiembre de 2011

Medio pan y un libro

He aquí el discurso pronunciado por Federico García Lorca al pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada), en septiembre de 1931, con motivo de la inauguración de la biblioteca municipal:

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.

jueves, 25 de agosto de 2011

Escribir cuentos (según Antonio Muñoz Molina)

Escribir un cuento es seguir una pista, más con la intuición que con la conciencia o la voluntad, como sigue un perro  un rastro con el hocico pegado a la tierra, cada vez más excitado por algo que solo él percibe. El perro no mira a lo lejos: huele muy cerca, avanza a impulsos rápidos, cambiando de dirección, respirando muy fuerte, ajeno a todo lo que no sea su búsqueda.
Rejuvenece escribir cuentos, después de no haberlo hecho en tanto tiempo. El cuento es un sueño solo parcialmente controlado. Yo tenía una idea antigua y me puse a trabajar en ella, para que ese libro que vuelve a salir ahora, Nada del otro mundo, fuese algo más que una reedición. Se lo había prometido a mi editora. Un cuento de diez o quince páginas, veinte como máximo, imaginaba. Me puse a escribir y los pormenores inesperados afluían sin que yo supiera cómo controlarlos. Esa idea antigua, el científico que trabaja en un laboratorio del sueño. A las cuarenta páginas la historia había avanzado mucho pero el final no estaba cerca. Me detuve una

sábado, 16 de julio de 2011

Secretos de Hemingway (contados por Colm Toibín)

En un fragmento eliminado de su relato El gran río de los dos corazones, Ernest Hemingway escribía a propósito de su alter ego: "Quería escribir como pintaba Cézanne. Cézanne empezaba por emplear todos los trucos. Luego lo descomponía todo y construía la obra de verdad. Era un infierno... Quería... escribir sobre el campo de forma que quedase plasmado como había conseguido Cézanne con su pintura... Le parecía casi un deber sagrado". En su remembranza de sus primeros años en París, París era una fiesta, Hemingway escribió también sobre la influencia que había tenido en él el pintor francés cuando estaba aprendiendo su oficio: "Estaba aprendiendo de la pintura de Cézanne algo que hacía que escribir simples frases verdaderas no fuera suficiente, ni mucho menos, para dar a los relatos las dimensiones que yo quería darles. No sabía expresarme lo bastante bien como para explicárselo a nadie. Además, era un secreto".

El secreto estaba en las pinceladas de Cézanne, cada una abierta y de textura visible, con repeticiones y variaciones sutiles, cada una llena de algo parecido a la emoción, pero una emoción profundamente controlada. Cada pincelada trataba de captar la mirada y retenerla y, al mismo tiempo, construir una obra más amplia, en la que había riqueza y densidad, pero también mucho de misterioso y oculto. Eso es lo que Hemingway quería hacer con sus frases. Después de contemplar la obra de Cézanne por primera vez en Chicago, luego en los museos de París y en casa de su amiga Gertrude Stein, lo que deseaba era seguir el ejemplo de esta última y escribir frases y párrafos a primera vista simples, llenos de repeticiones y variaciones extrañas, cargados de una especie de electricidad oculta, llenos de una emoción que el lector no podía encontrar en las propias palabras, porque parecía vivir en el espacio entre ellas o en los repentinos finales de algunos párrafos determinados.

Así, en París era una fiesta, Hemingway pudo escribir: "Pero París era una ciudad muy antigua y nosotros éramos jóvenes y nada era fácil, ni siquiera la pobreza, ni el dinero repentino, ni la luz de la luna, ni el bien y el mal, ni la respiración de la persona que yacía junto a ti bajo la luna". En esa frase consigue manifestar muy poco pero sugerir mucho; en el original inglés, de las 41 palabras, 27 son monosílabas. Eso hace que el lector se sienta cómodo, como si se estuviera diciendo algo sencillo.

martes, 12 de julio de 2011

El lector es un fingidor

Cuento mi vida pero lees la tuya.
Nombro un paisaje de mi infancia y tú visitas
-tramposo- aquel camino de arena hacia la playa
por donde corre un niño feliz, que no soy yo.
Actúas siempre así, lo sé por experiencia.
¿Que importa que yo tenga un nombre propio?
Tú lo expropias. Si hablo de mi pueblo,
es tu ciudad. Se transfigura en álamo
el pino de mi casa. Mis amigos
son mis desconocidos de repente.
Y hasta mi amada es ya tu amada.
Yo cuento sílabas, tú cantas, silbas
poniendo música a mis letras, musicando
al ritmo que te gusta.
De todo cuanto digo escuchas sólo
lo que a ti te interesa, quizá lo que no dije,
sin que haya forma así de no entendernos.
Te entiendes y me entiendo, porque al pasar la página
vuelves mis versos del revés, reversos
tuyos. Debí de sospechar
de ti, que no te ocultas,
que robas a la luz amable de una lámpara.
Yo soy el que me oculto. Cuando escribo,
tú vives y eso es todo. Como te dijo Bécquer:
Poesía eres tú.
Y yo el poema.


Enrique García-Máiquez.
Casa propia, Renacimiento.

jueves, 7 de julio de 2011

La erótica del papel


Ya han llegado a nuestras bibliotecas, esos templos de bibliofilia que sobreviven aún en medio de este mundo de identidades digitalizadas. Desde hace años no hay congreso de editores ni feria de tecnología que no le dedique atención, palabras y debates. Poco a poco, se ha posicionado como favorito de las listas de regalos estrella; se colará en las aulas y acabará por ser uno más en nuestras vidas. ¿Quién duda del futuro del e-book?


Quienes hablan del “futuro”, a veces, nos transmiten implícitamente la idea de “muerte”. Sí, parece cada vez más claro: el libro -el de papel, el de toda la vida- se ha convertido en un vejestorio que poco casa con nuestras actuales vidas digitales. Los libros son pesados, voluminosos, caducos, olientes… cualquiera diría que están vivos. El e-book viene a salvarnos de la pesadez del mamotreto de páginas, a aliviar la carga de la curvada estantería que ya no soporta ni un premio literario más.

Los defensores de la renovación editorial no dejan de recordarnos que el libro no es una realidad inmutable. La historia de los soportes de la escritura, de los modos de producción y consumo nos demuestra que está lejos de ser un objeto imperturbable. Los tecnófobos, a la contra, no reconocen a su amado libro en el nuevo formato. Pero, ¿qué es el libro? ¿el contenido o el objeto completo?

En cierta ocasión escuché decir a Saramago que la lectura de un libro electrónico le parecía una acción similar a hacer el amor sin estar acompañado. Le entendí perfectamente.

domingo, 5 de junio de 2011

Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)

Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.

domingo, 22 de mayo de 2011

El enigma de la bondad

 Escribir es bueno. Yo no concibo la vida sin la escritura. De hecho, podría con gran dolor no leer, pero jamás podría dejar de escribir. Creo que me consumiría sin palabras. Elvira Lindo nos invita hoy desde su página de El País a reflexionar sobre las bondades de la escritura:

Escribir es bueno. Habría que ver cómo estaríamos algunos de la cabeza si no escribiéramos. Cuántas neurosis se desatarían, cuánta actividad mental iría destinada tan solo a manías compulsivas. Escribir es bueno. Aún recuerdo aquellos días en que, aconsejado por ese sabio que fue el doctor Lozano, mi suegro Paco, que andaba con la memoria un poco perdida, fue recuperando fuelle mental escribiendo un diario del que secretamente yo le iba robando páginas. Cuando murió, saqué las páginas de un cajón y se las di a su hijo, que las recibió asombrado, emocionado: "¿De dónde sale esto?". Yo sabía que el espíritu del hombre que no había escrito nunca, hasta aquel terapéutico diario, aparecería nítido entre las esforzadas frases que narraban un día cualquiera: he comido habichuelas, he bajado al perro, he ido dos veces a la plaza (mercado), no he visto casi la televisión. No hay demasiadas opiniones sobre la vida, solo hechos concretos, que nosotros sabemos interpretar con el recuerdo de su temperamento activo y obediente con las autoridades médicas. No ver demasiado la tele era el primer mandamiento del sabio Lozano. Escribir es bueno. Es bueno, fácil y barato, aumenta la capacidad de concentración y pone en marcha una actividad neuronal a las que mis amigos científicos sabrían ponerle nombre.

martes, 26 de abril de 2011

Los chicos de Ana María Matute

Mañana recoge la veterana escritora Ana María Matute su merecido Premio Cervantes 2010. Lo hará de manos del Rey Don Juan Carlos en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. La ceremonia de entrega podrá escucharse en directo a través de RNE. La misma autora será la encargada de iniciar la tradicional lectura de El Quijote en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, prolongándose ésta hasta el viernes.

Personalmente, adoro los cuentos. Quizás porque se adecuan perfectamente al escaso tiempo libre de mis días y a mi forma de leer: si es de principio a fin mejor que por entregas. Recientemente, los cuentos completos de Ana María Matute han sido publicados bajo el título de La puerta de la luna. El siguiente vídeo recoge la entrevista que, con tal motivo, se le realizó en el programa Página2:




Como cierre, os dejo su cuento "Los chicos", para que disfrutéis de su lectura:
Eran cinco o seis, pero así, en grupo, viniendo carretera adelante, se nos antojaban quince o veinte. Llegaban casi siempre a las horas achicharradas de la siesta, cuando el sol caía de plano contra el polvo y la grava desportillada de la carretera vieja, por donde ya no circulaban camiones ni carros, ni vehículo alguno. Llegaban entre una nube de polvo que levantaban sus pies, como las pezuñas de los caballos. Los veíamos llegar y el corazón nos latía de prisa. Alguien, en voz baja, decía: «¡Que vienen los chicos...!» Por lo general, nos escondíamos para tirarles piedras, o huíamos.

Porque nosotros temíamos a los chicos como al diablo. En realidad, eran una de las mil formas de diablo, a nuestro entender. Los chicos, harapientos, malvados, con los ojos oscuros y brillantes como cabezas de alfiler negro. Los chicos, descalzos y callosos, que tiraban piedras de largo alcance, con gran puntería, de golpe más seco y duro que las nuestras. Los que hablaban un idioma entrecortado, desconocido, de palabras como pequeños latigazos, de risas como salpicaduras de barro. En casa nos tenían prohibido terminantemente entablar relación alguna con esos chicos. En realidad, nos tenían prohibido salir del prado bajo ningún pretexto. (Aunque nada había tan tentador, a nuestros ojos, como saltar el muro de piedras y bajar al río, que, al otro lado, huía verde y oro, entre los juncos y los chopos.) Más allá, pasaba la carretera vieja, por donde llegaban casi siempre aquellos chicos distintos, prohibidos.

lunes, 4 de abril de 2011

100 lecturas recomendadas

¿Cuántas veces tenemos ganas de leer y no sabemos qué?
Para cuando no queramos arriesgarnos con novedades, siempre es buena apuesta acudir a los clásicos. Aquí os dejo una extensa propuesta, extraída de la revista Newsweek. En concreto, se trata de un ranking con los cien mejores libros de todos los tiempos, según el impacto en la historia, su aporte cultural y sus ventas:

1) Guerra y paz, León Tolstoi
2) 1984, George Orwells
3) Ulises, Joyce
4) Lolita, Vladimir Nabokov
5) El sonido y la furia, William Faulkner
6) El hombre invisible, Ralph Ellison
7) Al faro, Virginia Woolf
8) La iliada y la Odisea, Homero
9) Orgullo y prejuicio, Jane Austen
10) Divina Comedia, Dante
11) Cuentos de Canterbury, Geoffrey Chaucer
12) Los viajes de Gulliver, Jonathan Swift
13) Middlemarch, George Eliot
14) Todo se desmorona, Chinua Achebe
15) El guardián entre el centeno, J. D. Salinger
16) Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell
17) Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
18) El gran Gatsby, Scott Fitzgerald
19) Catch 22, Joseph Heller
20) Beloved, Toni Morrison
21) Viñas de Ira, John Steinbeck
22) Hijos de la medianoche, Salman Rushdie
23) Un mundo feliz, Aldous Huxley
24) Mrs. Dalloway, Virginia Woolf
25) Hijo nativo, Richard Wright
26) De la democracia en América, Alexis de Tocqueville
27) El origen de las especies, Charles Darwin
28) Historia, Heródoto
29) El contrato social, Jean-Jacques Rousseau
30) El capital, Kart Marx
31) El príncipe, Maquiavelo
32) Las confesiones de San Agustín
33) Leviathan, Thomas Hobbes
34) Historia de la guerra del Peloponeso, Tucídides
35) El señor de los anillos, J. R. R. Tolkien
36) Winnie-the-Pooh A. A. Milne
37) Las crónicas de Narnia, C. S. Lewis
38) Pasaje a la India, E. M. Forster
39) En el camino, Jack Kerouac
40) Matar a un ruiseñor, Harper Lee
41) La Biblia
42) La naranja mecánica, Anthony Burgués
43) Luz de agosto, William Faulkner
44) Las almas de la gente negra, W. E. B. Du Bois
45) Ancho mar de los Sargazos, Jean Rhys
46) Madame Bovary, Gustave Flaubert
47) Paraíso perdido, John Milton
48) Anna Karenina, Leon Tolstoi
49) Hamlet, William Shakespeare
50) El rey Lear, William Shakespeare
51) Otello, William Shakespeare
52) Sonetos, William Shakespeare
53) Hojas de hierba, Walt Whitman
54) Las aventuras de Huckleberry Finn, Mark Twain
55) Kim, Rudyard Kipling
56) Frankenstein, Mary Shelley
57) La canción de Solomon, Toni Morrison
58) Alguien voló sobre el nido del cuco, Ken Kesey
59) Por quien doblan las campanas, Hernest Hemingway
60) Matadero 5, Kurt Vonnegut
61) Rebelión en la granja, George Orwell
62) El señor de las moscas, William Holding
63) A sangre fría, Truman Capote
64) El cuaderno dorado, Doris Lessing
65) En busca del tiempo perdido, Marcel Proust
66) El sueño eterno, Raymond Chandler
67) Mientras agonizo, William Faulkner
68) Fiesta, Ernest Hemingway
69) Yo, Claudio, Robert Graves
70) El corazón es un cazador solitario, Carson McCullers
71) Hijos y amantes, D. H. Lawrence
72) Todos los hombres del rey, Robert Penn Warren
73) Ve y dilo en la montaña James Baldwin
74) La Telaraña de Charlotte, E. B. White
75) El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad
76) Noche, Elie Wiesel
77) Conejo, corre J. Updike
78) La edad de la inocencia, Edith Wharton
79) El mal de Portnoy, P. Roth
80) Una tragedia americana, Theodore Dreiser
81) El día de la langosta, Nathanael West
82) Trópico de cáncer, Henry Miller
83) El halcón maltés, Dashiell Ahmet
84) La Materia oscura, Philip Pullman
85) La Muerte del Arzobispo, Willa Cather
86) La interpretación de los sueños, S. Freud
87) La educación de Henry Adams, Henry Adams
88) Pensamiento de Mao Zedong, Mao Zedong
89) Psicología de la religión, William James
90) Retorno a Brideshead, Evelyn Waugh
91) Primavera silenciosa, Rachel Carson
92) Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, John Maynard Keynes
93) Lord Jim, Joseph Conrad
94) Adiós a todo eso, Robert Graves
95) La sociedad opulenta, John Kenneth Galbraith
96) El viento en los sauces, Kenneth Grahame
97) La autobiografía de Malcom X, Alex Haley y Malcolm X
98) Los victorianos eminentes, Lytton Strachey
99) El color púrpura, Alice Walter
100) La segunda Guerra Mundial, Winston Churchill

¡Feliz elección y buen provecho!

martes, 22 de marzo de 2011

La editorial Cátedra ofrece 'on line' y gratis sus libros 'gran reserva'

Hoy quiero compartir con vosotros una muy provechosa noticia: La editorial Cátedra ha colgado en Internet su nueva Biblioteca Digital on-line, un fondo en la red que proporciona a sus lectores acceso a obras del catálogo histórico de la editorial que son difíciles de encontrar en formato impreso. La editorial explica en un comunicado que la nueva colección "permitirá dar continuidad y mantener vivo el fondo de las distintas colecciones del sello.

Lo novedoso es que, en una primera fase, los títulos de la colección se ofrecerán en abierto a todos los usuarios del canal, a los que sólo se les solicitara darse de alta en un registro.

La Biblioteca Digital Cátedra está dirigida tanto a usuarios como a departamentos universitarios y bibliotecas de universidades. Por eso, los títulos pertenecen a las colecciones duras del sello: Crítica y Estudios literarios, Historia, Arte o Teorema, además de Letras Hispánicas y Letras Universales.

La Biblioteca ha debutado con 50 títulos, entre los que se incluyen obras de Juan Ramón Jiménez, Franz Kafka, Emilio Alarcos, Pozuelo Yvancos, y Carmen Martín Gaite, entre otros.

(Fuente: El mundo)

lunes, 21 de marzo de 2011

Día mundial de la poesía: Haikús para Japón

La UNESCO declaró como Día Mundial de la Poesía el 21 de marzo. Comparto con vosotros esta serie de haikús del profesor Toni Solano, todo un homenaje solidario al pueblo japonés en estos días tan difíciles:
Japonesa
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Cuentos de Jorge Bucay

Jorge Bucay es un psicodramatista, terapeuta y escritor argentino. Nació en Buenos Aires en 1949, en una familia modesta del barrio de Floresta. Se graduó como médico en 1973, en la Universidad de Buenos Aires. En su camino de vida ha sido vendedor ambulante de calcetines, de libros, de ropa deportiva, agente de seguros, taxista, payaso, almacenero, educador, actor, médico de guardia, animador de fiestas infantiles, coordinador de grupos, colaborador de radio, conductor de televisión, y psicoterapeuta de parejas y adultos.

Autor de Cartas para Claudia, Déjame que te cuente, Cuentos para pensar, Amarse con los ojos abiertos, 20 pasos hacia adelante y El candidato. Sus obras se han convertido en bestsellers en México, Uruguay, Chile, Costa Rica, Venezuela, Puerto Rico y España, y han sido traducidas a diecisiete idiomas.

Algunos de sus cuentos son:





jueves, 3 de marzo de 2011

Virginia Woolf con su propia voz

Cuando leí Una habitación propia, quise saber más de esta mujer que acabó ahogando su propia vida. Hoy descubro su voz:

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