LADY_MACBETH: Hola!
MISS_YOU: Qué tal?
LADY_MACBETH: Bien. ¿Leíste ya la novela que nos recomendó Ana?
MISS_YOU: Uff, no… pereza. Está bien?
LADY_MACBETH: Yo me la leí de dos sentadas. Intrigante al máximo. No la puedes dejar.
MISS_YOU: Pero ¿de qué va? Ana se pone muy pesada con sus lecturas. No la escuché cuando nos lo contaba, la verdad.
LADY_MACBETH: Jaja… ya ya. Te paso el video con el tráiler:
MISS_YOU: Ok. Tiene buena pinta, pero no me llama del todo. Dime algo más o no me la leo.
A Gaby ya no le divierte su profesión. Ni su matrimonio. Ni sus amigas. Ni, mucho menos, la fidelidad. Pero se esfuerza en creer que no es así.
A Leo, su marido, tampoco le llena la vida familiar, pero sí le gusta la imagen de triunfador que se ha labrado a base de traiciones.
Su red de mentiras y autoengaños parece funcionar hasta que Gaby decide que ya no es suficiente y Leo comete un terrible error. Así, mientras ella busca en chats encuentros sexuales con desconocidos, él intentará que sus actos no salgan a la luz... al precio que sea.
A Leo, su marido, tampoco le llena la vida familiar, pero sí le gusta la imagen de triunfador que se ha labrado a base de traiciones.
Su red de mentiras y autoengaños parece funcionar hasta que Gaby decide que ya no es suficiente y Leo comete un terrible error. Así, mientras ella busca en chats encuentros sexuales con desconocidos, él intentará que sus actos no salgan a la luz... al precio que sea.
MISS_YOU: Acabo de leer la sinopsis… Mentiras, crisis matrimonial, sexo con desconocidos… qué novela más moderna, no? Por cierto, el de la portada es clavadito a Aitor Ocio. Mmmm… me está ganando por momentos...
LADY_MACBETH: Te leerías el libro solo porque sale un tío bueno en la portada. ¡Gran criterio el tuyo!
MISS_YOU: Ya saltó la culta. A ti y a Ana os van a dar un premio por sabiondas. No sé por qué sois amigas mías…
LADY_MACBETH: Ahí llevas la reseña que hizo:
Las vidas que inventamos, Fernando J. López
Espasa Narrativa, 2013
282 páginas
Novela en tres actos.
Actores principales: Gaby y su marido Leo.
Protagonista de la obra: la mentira.
Se abre el telón. Leo comete un trágico error que intentará ocultar y manipular con una cadena de mentiras que acabarán cambiando el argumento de algunas vidas, incluida la suya. En la siguiente escena, su mujer Gaby chatea con un desconocido en busca de emociones. A partir de ahí, se sucederán las escenas en las que alternativamente Gaby y Leo monologarán como narradores de sus propias historias, mintiendo al lector, a los espectadores de su vida, y sobre todo a ellos mismos.
Tiene gracia que la mentira resulte, tan a menudo, mucho más creíble que la verdad (página 198). Y sí, esta obra de Fernando J. López resulta realmente creíble. A ello contribuyen unos personajes perfectamente desarrollados. Es destacable la concreta y exacta delimitación de ambas personalidades: no solo en sus características (Gaby es más emocional y más valiente frente a un Leo cínico y cobarde) sino incluso en su discurso (sabemos con solo una frase si está narrando uno u otro, algo que me parece francamente difícil de conseguir y que está logrado con maestría). Cada uno con su propia voz comparte con el lector todo aquello que no comunica al otro, de modo que asistimos a la crisis de un matrimonio que se desmorona más por lo que no se dicen que por las discusiones que mantienen.
Una de las grandes virtudes de la novela es precisamente su realismo. Es paradójico que una obra sobre la falsedad de la vida resulte una ficción tan real y verdadera. El lector cree cada palabra, a veces incluso hay que esforzarse por no caer en las mentiras que se le cuentan a sabiendas de que lo son. El realismo de Las vidas que inventamos se mueve en la contemporaneidad de nuestra era de las comunicaciones, sirviéndose de muchos de los elementos 2.0 que usamos a diario (WhatsApp, email, chats, sms, etc.). Fuera de la novela, la propia Gaby tiene un blog personal y una cuenta en Twitter.
Obra en clave de thriller con ritmo trepidante, con tintes de humor negro, de fácil y agradecida lectura que no solo entretiene (y mucho) sino que también invita a la reflexión personal. Lo mejor de la novela, en mi opinión, es la manera de transmitir el tema de la mentira: sin juicios ni sentencias, sin adoctrinamiento. El autor deja libertad absoluta a los lectores para que formen sus propias conclusiones al final de este juego de mentiras y verdades del que somos partícipes en todo momento.
La impunidad es el signo de nuestro tiempo (página 99). Leo encarna en sí el modelo de corrupción social que, por desgracia, tan presente tenemos hoy. Él es el representante de la mentira en su vertiente económica, social, profesional. Por su parte, Leo –la Madame Bovary 2.0- es la abanderada de la falsedad más emocional y personal, del autoengaño y las trampas que nos permiten convertir momentáneamente lo que somos en lo que queremos ser. Ambos son verdugos y víctimas a la vez. Todas sus decisiones afectarán a los personajes secundarios con los que se relacionan cada día y, por encima de todo, perturbarán sus propias vidas hasta que llegue el momento de decidir cómo acallar las conciencias que los acompañan inevitablemente cada segundo del juego.
Se cierra el telón. Aplaudo y pido que el autor salga a saludar para seguir aplaudiendo más fuerte. El tiempo se me ha pasado volando; apenas he respirado en el último acto. Se acaba la obra y sé que, vaya a donde vaya ahora, en mi cabeza seguirán retumbando los ecos del trozo de aparente realidad que acabo de ver representada. Falsa realidad, o quizá no tan falsa…
MISS_YOU: Venga ya, que la prota tiene Twitter? Eso lo tengo que ver…
MISS_YOU: Y el blog?
LADY_MACBETH: Uff… En serio, ¡tienes que leer más!
MISS_YOU: Bueno, bueno… Empezaré por Las vidas que inventamos
LADY_MACBETH: No te arrepentirás...
MISS_YOU: Ya te contaré…
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